En sus últimos años de vida, Luis Arturo Pinochet, el menor de los hermanos, visitaba todos los fines de semana a Augusto en su casa de Los Boldos. Luego de conversar de lo humano y lo divino, el general le pasaba por debajo de la mesa su bastón. Luis Arturo entonces se dirigía al baño. Una vez allí, desatornillaba el mango, encontrando siempre en el interior de la base 20 mil ó 40 mil pesos de regalo.
viernes, 17 de octubre de 2008
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