

Y cuando ella dudaba de si realmente él la amaba, el joven se acercó para susurrarle a su enorme oreja:
- "Cariño, te amo para amarte y no para ser amado, puesto que nada me place tanto en este mundo como verte a ti feliz"
.. y se casaron, fueron felices y comieron perdices.
Ver más
No hay comentarios:
Publicar un comentario